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18 ago 2010

Rumbo a Guangzhou - China en chino - Séptima Parte

Sigo un poco resfríada. Tengo los oídos tapados desde hace varios días. Supongo que la altura habrá hecho lo suyo también. Dali está a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar. En cierto modo, está bueno estar resfríada en China. Puedo sonarme la nariz a lo chino! Con MUCHO papel, con MUCHO ruido, con MUCHO moco! No necesito parecer una lady, a nadie le importa!

Hoy me toca el tren de 24 horas. Voy a Guangzhou. Otra vez sola. Una vez que llegue allá, veré como continua mi viaje hasta Hong Kong. No tengo la menor idea de las opciones que existen. Sólo cuento con algunos nombres de lugares que me pueden llegar a servir.

Salgo del hostal apenas pasadas las 10 am. Con tiempo suficiente por cualquier imprevisto. Hoy tengo bien presente que es domingo y no sé cuanto puede tardar el famoso 63. Pero como no puede ser de otra manera, hoy que me sobra tiempo, apenas encuentro la parada el bus llega. Hoy está casi vacío. Mejor. Llegamos a la última parada en unos 15 minutos, no veo la estación pero el chofer se da vuelta impaciente y nos dice algo en chino que no puede ser otra cosa que "Final del recorrido". Bajo, diviso la estación enseguida. En el camino compro SUGUS. Son vietnamitas. Decido esperar un rato antes de subir en busca del andén. Es temprano. Me quedo observando a los chinos que me rodean mientras ellos hacen lo mismo conmigo. A medida que pasa el tiempo me miran cada vez más, como si de a poco empezaran a notar mi presencia. A las 11.30 decido que es hora de encarar la escalera mecánica que no funciona. Llego arriba sin aire. Una china con altoparlante parece cagar a pedos a la marea humana que intenta ingresar a la estación. Supongo que les dará instrucciones. Me empujan, me pisan, me golpean con sus bolsos. Ni lo notan. Yo aprovecho que no me entienden y me quejo en voz alta "Sí, sí, písenme nomás". Muestro el ticket, entro a la estación, dejo las mochilas en la cinta del scanner, las recojo y busco el número de mi tren en los carteles luminosos. Cuando llego a mi puerta todavía está cerrada. La sala de espera no tiene asientos vacíos. El horario de partida es 12.18 pm. ¿Por qué tienen esos horarios los trenes? Nunca se me ocurriría poner un horario que no fuera cuarto de hora. ¿Será para que la gente distinga su tren no sólo por su número sino también por el horario? Poco antes de las 12 la gente se empieza a levantar, son muchos. Los miro desde lejos. Abren las puertas. Espero a que entren casi todos, me cargo la mochila y parto en busca de mi cama. Coche 08, cama 002. Ya no busco el coche por mi cuenta como hicimos con Andrew, apenas veo a alguno con traje de tren le muestro mi ticket para que me lo señale. Entro al coche por el lado opuesto, lo cruzo todo. Hay hileras de tres camas dispuestas de a pares. Seis camas en cada compartimiento. Además de los asientos potenciales de siempre. Y en la pared, entre las dos hileras de camas, aparecen dos números. 5-6, 3-4, 1-2. Llegué. Son seis camas y dos números... No entiendo. Hay un chino de unos 15 años sentado en el asiento potencial, mirando por la ventana. Le muestro mi ticket. Cuando me señala mi cama, miro para arriba y lo primero que se me viene a la mente es claustrofobia. ¿Por qué siempre elijo la cama de arriba cuando se trata de cuchetas? Simple. Porque lo último que quiero es morir aplastada mientras duermo. No está mal, pero esta vez hay tres camas en la hilera y la mía casi toca el techo... Le pido con señas que me ayude a subir mi mochila que a esta altura me resulta un objeto más que odioso. Miro la cama... ¿Tengo que pasarme las 24 horas en esa cucha? Por el momento me siento en una de las camas de abajo y cuando lo hago veo el Water Boiler Room, una especie de caja metálica con una canilla, arriba de la cual dice "CAUTION HOT". Ah! Donde cargaban el agua caliente en el tren anterior! No era del baño... Sigo pensando en la numeración hasta que me doy cuenta de que 1-2 son las hileras y que mi ticket dice, aunque yo no pueda entenderlo, que tengo la cama no apta para claustrofóbicos. A las 12.16 hs el tren se pone en movimiento. ¿Por qué arranca antes de horario? No tengo mucho más que música y el libro que me prestaron para entretenerme. No tengo mucho más que tres paquetes de galletitas, uno de cada color - ni idea del sabor, está en chino -, dos M&Ms y un snicker, para alimentarme. Así que leo, escucho música, como galletitas, miro el paisaje y miro a los chinos, claro. Durante el viaje me doy cuenta de que el Water Boiler Room es un sector muy popular del tren. Todo el tiempo cargan agua caliente en envases de noodles, tapers, vasos, jarras, termos. Sigo sentada en la cama de abajo. No parace haber otro sitio en el tren para ver pasar el tiempo. Por suerte, no soy la única que lo ve así y las camas de abajo se convierten en las camas del pueblo. Si habláramos el mismo idioma le preguntaría si le molesta que me quede un rato sentada en su cama. Pero no es el caso. Así que me quedo sin decir una palabra, dispuesta a permanecer atenta a las necesidades del dueño. Aunque a decir verdad, nunca tuve muy claro quien era el dueño. El chico dormía abajo mío, otro chino enfrente mío, una china jovencita debajo de este último. Nunca entendí quién dormía en las camas de abajo. Distintas señoras vinieron a reclamarlas en distintos momentos del día. Nunca ví quién dormía a la noche, estaba muy lejos! :) En algún momento me doy cuenta de que puedo dormir la siesta. Lo mismo pensaron TODOS. Llegado el momento, cada uno a su cama. Pero antes de dormir la siesta ato mi mochila al estante con un candado. No sé si hace falta pero seguro que voy a dormir más tranquila. Subo por primera vez con la mochila de mano en la espalda y me quedo trabada con el estante que está enfrente. Me acomodo, doy vuelta y me siento en la cama con la cabeza gacha. QUÉ INCÓMODO acomodarse en la cama con la cabeza gacha!!! Me acuesto arriba de la frazada para que no me duela tanto el cuerpo. El colchón es DURO. Me siento en penitencia. Si este tren tuviera enchufes, wi-fi y... Dos camas en lugar de tres en la hilera y si vendieran cosas ricas para comer y si el baño fuera limpio y confortable y si los pasillos fueran más amplios y si hubiera una sala de estar y reposeras en el techo con una pileta... Sí, no sería un tren! Al menos, no sería un tren chino. Después de un rato decido que es hora de descender. Casi me mato tratando de bajar. Me pregunto si no estaré loca por estar haciendo un viaje de 24 horas en un tren en el que no puedo intercambiar una sola palabra con nadie. Voy a fumar un cigarrillo y me doy cuenta de que realmente tengo ganas de hablar, y qué mejor momento que este... Pero no puedo... No nos entendemos... Hasta que detrás mío aparece un chico de unos 13 años que me dice muy decidido "Mi father let me speak English" (uy, qué bien!). Me pregunta de dónde soy. Creo que nunca me entendió. No le importa. Apenas digo tres palabras me pide que hable más despacio. Me cuenta algo como que su profesor es extranjero y que él le preguntó si en Hong Kong hablan inglés y qué se yo qué más. Le digo que yo voy a Hong Kong. No le importa. Me dice algo más que no recuerdo y termina su speech con un: "See You", se da media vuelta y se va... Bueno, no era la conversación que estaba necesitando pero al menos escuché mi voz durante... ¿3 segundos? Vuelvo a la cama compartida y me siento a leer, me duele la espalda. Definitivamente no voy a reemplazar a mi mochila por otra. Quiero RUEDAS! Y no voy a ir Xian. Se me ocurre que después de un viaje en tren de 42 horas, SOLA, puedo llegar a terminar charlando con los soldados de terracota hasta altas horas de la noche...

El chino que me ayudó a subir la mochila come casi todo el viaje. Uvas, tiene una bolsa con miles de racimos, carne que tiene en otra bolsa, noodles envasados. En algún momento me doy cuenta de que le encanta leer metiéndose los dedos en la nariz para luego limpiárselos en el mantel de la mesita, en las sábanas, en los colchones. No puedo mirarlo, me pone nerviosa! Su mochila está al lado de la mía y tiene una bolsita de papel de L´Oréal Paris enganchada por fuera. A la tardecita, separa la bolsita y me entero de que tiene una toalla de mano, cepillo de dientes, pasta y dos cremas dentro de la misma. Cuando termina lo veo ponerse con mucho esmero una loción en la cara. La china jovencita es muy inquieta, va y viene, sube y baja, se pone y se saca la mochila con forma de hipopótamo y revisa el celular TODO, TODO, TODO el tiempo, al punto de que me irrita! El tercero, el que duerme enfrente mío, es muy tranquilo. Cuando almuerzan aprovecho para ver cómo agarran los palillos. No quiero irme de China sin saber usarlos BIEN. Una vez más, nunca termino de entender la relación que hay entre ellos. Al principio creo que están los dos hombres juntos, luego los tres solos, finalmente que la chica está con el hombre tranquilo y que el chico de los mocos está solo.

A la tardecita me doy cuenta de que necesito comer algo salado. El carrito que vende bandejas con arroz, lechuga, algo que parece papa pero que puede no serlo, algo rebosado que no se qué tendrá adentro y algo que podría ser fiambre, pasa sin cesar hasta que decido que quiero una. Nunca más lo veo. Espero, espero... Si la montaña no va a Mahoma, Daniela sale en busca del vagón comedor. Me levanto y decido caminar hacia adelante. Lo encuentro MUCHO más facilmente de lo que espero. Pero parece no haber acceso al vagón, hay un señor obstruyendo la entrada que tiene cosas a la venta. Compro un noodle envasado, 5 yuanes. Vamos a probar el agua del Water Boiler Room del tren chino. Abro los noodles que tiene dibujados muchos, muchos chilis en su envase y me encuentro con una salchicha que descarto y tres sobrecitos. Le echo el contenido de los tres y cargo agua caliente del tren. Me muero de hambre. Mientras devoro los noodles con el tenedor que venía adentro me pregunto cuál de los tres sobrecitos habrá arruinado mi cena. Pica. Pica MUCHO. Pero aunque siento que mi boca late no dejo ni un sólo noodle flotando. Mientras descarto el envase pienso que ya tuve suficiente desolación para un sólo día, que ya es hora de ir a la cucha...
 
Camino a Guangzhou, 15 de agosto de 2010.

5 comentarios:

  1. para mí que todos los chinos se conocen, dani, y que están todos tramando historias en contra nuestra!

    lograste dormir algo al final en esa cucheta horrible? escribí más, yo te sigo. me muero de risa con tus historietas!
    besos!
    merittttttt

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  2. ah! me olvidaba de decirte que esta foto de la estación es una de mis preferidas, me encantó!

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  3. Me hace acordar a "Lost in traslation" tu relato.

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