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13 sept 2010

Último día en Pekín - China en chino - Parte XIX - Última Parte

El último día en Beijing paso uno de los mejores días en China.

La mañana anterior conozco a Gurkan, a Camila y a Tonio. Gurkan es turco. Viaja en bicicleta por Asia. Viene pedaleando desde Ankara. Salió 2 días después que yo, el 23 de marzo. Y en algunos meses lo veré en Buenos Aires. Tiene MUCHO sentido del humor. Es el segundo turco que conozco en mi viaje por Asia. Y, definitivamente, los turcos ME GUSTAN. Al menos los turcos que viajan. Cuando conocí al primero mamá me dijo que tuviera cuidado con los turcos. Hacía más de un mes que estaba en Asia y era la primera persona con la que me sentía realmente cómoda. ¿Cuidado?, ¿de qué? Camila y Antonio son chilenos. Viven en Santiago de Chile. Y son músicos. Vienen de tocar dos veces al día en la EXPO Shanghai 2010.

A la noche los chilenos me invitan a cenar. Cuando volvemos al hostal nos encontramos con Gurkan y un irlandés personaje, PERSONAJE. Tiene dos latas de cerveza de medio litro en una bolsa, toma de una tercera y está preocupado por comprar más antes de que sea tarde. Hace dos años que llegó a Asia y todavía no volvió a Dublin. Los chilenos van a la Muralla mañana.

A mediados de julio me sumé a una excursión al Delta del Mekong, en el sur de Viet Nam, y  conocí a Max. Max nació en Holanda. Y viaja solo. Lo volví a encontrar en Hoi An, en My Son, por poco en Hanoi y casi de casualidad en Sapa. Max estudia mandarín y va camino a Beijing para instalarse por un año para estudiar chino.

Nos desencontramos en Beijing hasta el último día que Max viene al hostal al mediodía. Los chilenos suspendieron la Muralla por razones climáticas y están dando vueltas por el hostal. Yo ya hice el check-out y estoy lista para dejar Asia por un tiempo. Max me pregunta qué hice en Beijing. No puede creer que no haya ido a la Ciudad Prohibida. Pero es una ciudad imperial, debe ser lo mismo que vi en Hue, Viet Nam y cuesta 60 Y. A esta altura recuperé los 100 Y de depósito y tengo algunos más que me quedaban. No, la Ciudad Prohibida está mejor conservada. Cómo no voy a ir a la Ciudad Prohibida si estoy en Beijing! Bueno, ¿qué? Estoy en Beijing y al Temple of Heaven lo vi en foto porque no quise pagar 20 Y para verlo entero. "I´ll join you if you want to go". Los chilenos, también. Y cuando estamos casi listos me cruzo con Gurkan. Somos cinco. Un holandés, un turco, dos chilenos y una argentina camino a la Ciudad Prohibida.

Antes de entrar las sandalias de Tonio se rompen. Así que anda descalzo esquivando escupidas chinas. La Ciudad Prohibida es una ciudad imperial. Más de lo mismo. Aburrido. Pero estar con ellos es MUY DIVERTIDO. ES GENIAL. El turco en la mitad del recorrido se quiere ir. Dice que es siempre lo mismo. Y es verdad, avanzamos, cambiamos de patio pero lo que nos rodea es SIEMPRE lo mismo. Las mismas construcciones que vi en Hue, Viet Nam. IGUAL. A ver, si sólo vas a Beijing andá a la Ciudad Prohibida. Sino, sacá la foto de la torre desde afuera que es lo único lindo - yo ya la tenía - y gastá los 60 Y en algo más gratificante.

Después de la ciudad queremos tomar un taxi para que Tonio se compre zapatos. Pero los taxis no nos paran. Ninguno nos para. Max habla chino. Pregunta pero NUNCA entendemos qué pasa. A ver, si ni siquiera hablando chino es posible entender a los chinos entonces yo voy muy bien. Caminamos un poco y encontramos tres taxis estacionados arriba de una vereda. Max les dice que queremos tomar un taxi y ellos le dicen que lo van a ayudar. A ver, hay tres taxis, TRES TAXIS parados y sus choferes nos van a ayudar a tomar un taxi. OTRO TAXI. These people are definitely weird. Terminan señalándonos un bus. Sí, viajamos en bus. Ningún taxi. LOCO. MUY LOCO.

Tonio se compra ojotas chinas. Almorzamos en un restaurante muy chino en una calle muy china. Muy rico. Muy picante. ¿Para qué le ponen tanto picante a la comida? Pierde su sabor y quema! A una cuadra de distancia hay una calle muy europea. Zara, H&M, calle empedrada, tranvía. Es como cambiar continente haciendo menos de 100 metros.

Hacia las 18.30 hs me llega la hora de partir al hostal. Gurkan se va a la embajada turca, los chilenos a Silk Street y Max a encontrarse con un amigo.

Mi vuelo es a las 00.30 pero no tengo plata para taxis. Tengo 55 Y conmigo. 25 Y para pagar el Airport Express que todavía no sé qué es. En el hostal me dijeron que es un metro pero ya no les creo nada. NADA. Y me preocupa que deje de funcionar temprano. En China ya espero cualquier cosa. La lógica china
no es la mía. Me lo demostraron sucesivas veces. Cuando quise saber el horario del último Airport Express le dije a mi enemigo del hostal que pensaba tomarlo alrededor de las 19 hs y me dijo "7 pm is ok". Ni la más puta idea de qué horario puede tener el último. COMO SIEMPRE. Mi mochila debe rozar los 20 kg y no sé cuánto tengo permitido. Pienso reorganizarla en mi tiempo muerto una vez que esté en el aeropuerto.

Cuando miro el mapa del metro me parece que va a ser más simple caminar hasta la estación del Airport Express que combinar desde la estación del hostal. Pero una vez en la calle no encuentro la estación del Airport Express. ¿Por qué carajo no me tomé el metro?

Cuando finalmente doy con la estación, paso las mochilos por el scanner, y le pregunto a la china policía "Airport Express?" "No, no, this is metro" y me señala enfrente. Viste! No era un metro! Cruzo puteando y encuentro otra boca de metro. Same, same. Le pregunto a un señor. No me entiende. A una señora. Tampoco. Empiezo a odiar a los chinos OTRA VEZ. A putear a los chinos OTRA VEZ. Hasta que veo otra boca más atrás con otro logo. El Airport Express. Tren al aeropuerto. TREN!

En la estación de la Terminal 3 reorganizo mi mochila. Sacó papeles y los paso a la mochila de mano. Saco las zapatillas. Pero más tarde los devuelvo a la mochila grande. Cuando me pongo en la cola para el check-in estoy rodeada de chinos hombres que me sacan fotos "disimuladamente" y que tienen los bolsos envueltos en cinta de embalar. ¿Por qué? ¿Te roban? Finalmente un chino me convida cinta de embalar y rodeo un poco mi mochila con cinta. Mi mochila pesa 17.5 kg y como argentina necesito VISA para Grecia. ¿Les digo? En algunos países asiáticos la doble ciudadanía es ilegal. Y no sé en cuáles. Japón creo que es uno de ellos. Y sí. "I have Italian citizenship". Ok. Dos pasaportes. Dos pasajes.

Antes de subir en busca de la Puerta de Embarque compro la Coca-Cola más barata que compré en China. En el AEROPUERTO de BEIJING. Estos chinos son más raros! Traigo conmigo mis últimos noodles envasados. Pero me parece que no hay dispenser de agua caliente en el aeropuerto. Claro, cómo va a haber dispenser en el aeropuerto?!? Qué boluda, ¿para qué traje los noodles? Pero sí, sí hay dispenser. Y es MUCHO más glamoroso que el dispenser del tren. ¿Cómo no iba a haber? El aeropuerto está en China. Así que finalmente como mis últimos noodles envasados con almendras mientras espero que llegue la hora de embarcar. 23.40 hs subimos al avión. Tengo escala en El Cairo. Tengo ventanilla. Mañana voy a buscar las pirámides. Aunque a las 5.40 am es probable que falte un poco de luz...

Fue otro día mágico. Buen cierre para Asia. Buen cierre para mi Blog :) 

Great Wall - China en chino - Parte XVIII

Me voy a duchar pasadas las 23 hs. Las duchas de este hostal son lo más! Tienen doce, sí, DOCE ganchos! Increíble! Y en las duchas de este hostal tardo casi una hora cada vez que me ducho. ¿Por qué? Porque una vez superado el último tren chino, como había prometido, me toca lavar ropa. Sí, lavo la ropa mientras me ducho. Y porque además, últimamente en China necesito enfriarme un poco más de la cuenta. Sí, me ducho con agua fría. En Beijing, BIEN FRÍA. 

Cuando vuelvo a la habitación 206 hay dos chinas y varias camas vacías. Cuelgo la toalla, las bolsas y bolsitas que traigo de la ducha y la ropa que lavé. SUBO a mi cama. Esta vez me había tocado abajo pero alguna ocupó mi cama antes de que yo llegara. No me quedó otra que acomodarme en la de arriba. Arriba. Siempre arriba.

La chinita que está más lejos mío se levanta de la cama, le dice algo - en chino - a la otra que está enfrente mío, y apaga el aire acondicionado. ¿Perdón? ¿Estamos todos locos? ¿Qué estás haciendo querida? BAJO de la cama. Le pregunto - en inglés - si apagó el aire, no me entiende NADA. Pero sí me entiende que quiero el aire prendido. Está a 24ºC, tan mal no le puede hacer, ¿no? Con 24ºC alcanza para sacar la humedad y no creo que mucho más. Lo prendo, SUBO a la cama y despliego mi bolsa de dormir porque sigo usando la frazada de colchón. Pasada la medianoche entra otra chinita que recién llega al hostal. Y no traba la puerta. Hay que apretar el piquito que sobresale (no sé cómo se llama) para que quede cerrada. Le digo - en inglés - con la menor cantidad de palabras posible que la puerta quedó abierta. "Ahhh". No me entiende NADA. BAJO de la cama. Aprieto el piquito. SUBO a la cama. La chinita sale de la habitación. Va al baño. Supongo. Vuelve. Otra vez deja la puerta abierta. BAJO de la cama, aprieto el piquito. SUBO. A los dos minutos la chinita sale de la habitación OTRA VEZ! ¿Sabés qué? Te vas a la puta que te parió y dormimos con la puerta abierta! Meto mi mochila de mano, que tiene todas mis cosas de valor, adentro de mi bolsa de dormir. Cuando la chinita vuelve aprieta el piquito. Sí, ya sé. La chinita no cerró la puerta hasta estar lista para irse a dormir. Aunque no estoy del todo convencida de que haya sido el caso. A esta altura el asunto del piquito me produjo un ligero insomnio. Y taquicardia, ¿por qué no? Al rato todas duermen pero la luz sigue prendida. BAJO DE LA CAMA. Apago la luz. SUBO. A los dos minutos llega una china. Mientras se acomoda con la luz encendida, la china que tengo enfrente hace ruidos raros. Estará soñando. La china apaga la luz. Silencio. Hasta que escucho que la chinita del principio se levanta y apaga el aire. Noooooooo. Pendeja de mierda! Ok. ¿Sabés qué? Mañana a las 8.00 am van a escuchar mis cuatro alarmas!!! ENTERAS. Suena una por minuto, una atrás de la otra. ¿Por qué? Porque el volumen es bajo y con cuatro seguro que escucho alguna. Sí, no pienso apagarlas apenas suenen como hago siempre. Sí, ENTERAS! Todas! Todas! Reviento de bronca! De impotencia! Y me acuerdo de la cara de la única occidental que estuvo en la habitación. Fuera de juego. Dormía hasta tarde. Yo creo que sólo esperaba su salida. ¿La habrán sacado de quicio como lo están haciendo conmigo? Basta! Basta! No quiero sentirme más así. Pero no puedo ser tan boluda como para dejar sonar las alarmas.

La mañana siguiente dejo que mis alarmas suenen. ENTERAS. Las cuatro. Sí. Y antes de bajar a desayunar tranquila paso por el baño. Tengo un jaboncito nuevo, dejo el envoltorio plástico sobre la mesada para volver a guardarlo ahí. Y la china que limpia me mira, agarra el plástico y, antes de que pueda decir nada, lo tira. LO TIRA! Y lo único que se me ocurre decir en voz alta es "Si habláramos el mismo idioma te putearía tanto pero TANTO!". Qué metidos que son los chinos!!! Bajo. Estoy contenta. Logré un desayuno que ningún chino me podría ofrecer. Café, jugo de naranja, pan casero, mermelada, donitas Bimbo y unos croissants de Bimbo, también.

Recién hoy estoy lista para ir a la Gran Muralla China. Le pido a mi enemigo de la recepción, como si nunca lo hubiera querido matar, que me escriba en chino "Bus 919 a Badaling" por si me cuesta dar con el bus y para asegurarme de que la dirección del bus que tome sea la correcta. Y "¿Esto es Badaling?" para cuando esté arriba del bus rodeada de chinos y no reconozca la parada. Me dice que me tome un bus hasta el 919. No, camino. Me dice que me tome un bus hasta el 919. Ok. Camino hasta el 919. Me cuesta encontrarlo. Pregunto mostrando el papel con la pregunta en chino. Enseguida doy con la terminal. El bus es Beijing-Badaling. No necesito preguntar por la parada. Es la última y luego sé que es la única. ¿Mi enemigo del hostal no podía decirme esto?, ¿no tiene lengua? Mostrando el papel un par de veces más doy con la cola para Badaling. Le pregunto a los chinos que tengo adelante "Tuo shao chien?" (¿cuánto cuesta? Esto lo traigo de Buenos Aires y funcionó SIEMPRE que lo usé en China. Lo saqué de las frases últiles de un suplemento de viajes de Perfil o Clarín, no recuerdo, y desde entonces que lo repito para asegurarme de memorizarlo). Me contesta en chino. Le muestro los dedos para que me diga el número usándolos. 1. 2. Cuesta 12 Y. Saco los 12 Y y se los muestro. OK. Subimos al bus. Es cómodo.

No sé qué me pasa hoy. Estoy FELIZ. Me siento JUSTO como me gusta sentirme. Y anoche ardía. ¿Me habré reconciliado con los chinos? ¿Cómo? Creo que decidí pasar de los chinos. Eso no es recomponer una relación. Bueno, no sé. Hoy soy FELIZ.

Cuando veo la Muralla China desde la ventana del bus lo primero que pienso es que encontré mi número dos. Difícil que Angkor Wat deje el puesto número uno. Casi diría que es imposible. Cuando bajo del bus hay una boletería que dice "Sliding Car Tickets". ¿Sliding car?, ¿y este quién es? No entiendo. Rocorro el lugar. Hay varios puestos. Una china me pregunta - en inglés - adónde voy. "Do you speak English?" "A little". Le pregunto si tengo que tomarme el sliding car. Le digo que quiero caminar. Me señala para dónde tengo que ir para caminar. Le pregunto si llego al mismo lugar caminando y en sliding car. Me dice que no. Pero no estoy segura de que me haya entendido. Empiezo a caminar y veo a dos turistas occidentales que vienen del lado en el que parece estar la Muralla. Una señora y una chica. Parecen madre e hija. Les pregunto si hablan inglés. Sí. "What language do you speak?" "I can speak English... Portuguese" "I speak Spanish" "You can speak Spanish to me" Me dice que accedés a lo mismo caminando y en sliding car. GENIAL! Me muestra la foto que le tomaron bajando en sliding car y se despide.

Empiezo a buscar el baño, entro a una especie de galería y me topo con la boletería para la Muralla que no tenía la menor idea de dónde estaba. Hoy es mi día. Luego del baño estoy lista para la Muralla. Antes de dar con la entrada me encuentro con varias jaulas con osos. Pobres osos! Están muertos de calor. Tanto que hay uno que está todo despatarrado. Patas para arriba. Con la lengua afuera. Los observo un rato. Y sigo. El camino se bifurca. Supongo que ambos llegarán a la Muralla. Cuando mi camino termina encuentro una entrada y un cartel que dice algo como "North Tower". Mmm, me parece que era el otro camino. Uf, con todo lo que subí. El camino es bien empinado. Yo pruebo. Si no es acá no me va a dejar entrar. Le muestro mi ticket. Lo corta. Entro. Sí, hoy es mi día. Eso sí, más vale que no haya entrado a un sector solo y que para entrar a la Muralla tenga que pagar otros 45 Y. No. Hay una sola Muralla. Y es HERMOSA. Al igual que las montañas que la rodean.

Según tengo entendido tenemos acceso a unos 4 kms de Muralla. No sé porqué asumo que habrá que ir y volver. Entonces son unos 8 kms - 80 cuadras. Está bien. Pero la Muralla es dura de recorrer. BIEN DURA. Las subidas y bajadas de la Muralla son SUBIDAS y BAJADAS. Súper empinadas. Subidas de esas que subís en puntas de pie y si reclinás el torso hacia adelante resultan más fáciles. Y las bajadas de esas que mejor agarrarse de la baranda por si te resbalás, no porque sea resbalosa sino porque el ángulo de la pendiente es realmente importante. Claro, estamos subiendo y bajando montañas sin pisar la tierra. Rampas y escaleras de piedra. En algunos de mis días podría haberme dado vértigo. Pero hoy nada me da vértigo. NADA. Hoy, soy FELIZ. Tanto que vuelvo a mirar a los chinos a los ojos. Y sí. Les sonrío. Y no sólo eso. Me saco fotos con los chinos. En una escalera bien empinada le pido a una china que me saque una foto. Me la saca. Y me pide sacarse una foto conmigo. Posamos. Y de repente, hay dos cámaras sacando fotos. Tres nenas se me acercan. También quieren una foto conmigo. La mamá nos saca una. Y le pido otra para mí. Una china más. Un chino. Me empiezo a poner nerviosa. Ya está, ¿no? Sí! Ya está! Sigo subiendo. En el View Point otra vez me piden fotos. Tres. Una con cada uno. La última china me agradece como si yo fuera Mao.

Hace calor. El sol quema. Hay MUCHOS paraguas y MUCHOS chinos caminando por la Muralla. Y muy pocos occidentales. Y yo que pensaba ahorrarme un tour LLENO de chinos... Esto es China.

Cuando estoy por llegar al siguiente atalaya diviso una camiseta de argentina. Argentina! Argentino! Abro los ojos bien grandes y se me ilumina la cara! Esperá. Dejame verlo. No. Este no es argentino. Ni siquiera le pregunto. Otra vez no caigo. La primera vez que vi a un hombre con la camiseta de Argentina fue en Hue, Viet Nam. Llegaba al hostal en busca de una cama, molesta porque no quería quedarme ni una sola noche y no conseguí pasaje para seguir viaje. Lo vi sentado en el barcito del hostal apenas entré y ni lo pensé. Le pregunté si era argentino. Ni siquiera hablaba español. Me resultó tan desolador que ni le pregunté de dónde era. La segunda vez, estaba en Kunming, China. Un chico con la camiseta argentina. Podría haber sido argentino. Tampoco lo pensé. Este sí hablaba español pero era francés. Tenía un amigo cordobés y había ido a visitarlo hacía poco tiempo. La tercera, estoy en la Muralla. Tiene una camiseta del Kun Aguero. Y después de mirarlo bien, prefiero seguir escuchando música.

Después de un largo recorrido subiendo y bajando llega el sliding car. ¿Para qué bajan en carrito?, ¿qué gracia tiene? Mmm, si es una montaña rusa puede ser divertido. Aunque, ¿para qué quiero otra montaña rusa? Con China tengo suficiente. La mayoría de la gente desaparece con el sliding car. Yo sigo. Quiero llegar al final. Pero el final no llega nunca. Creo que está ahí y cuando llego ahí, continúa. Bueno, ya tuve suficiente Muralla, mejor vuelvo. No. No. Hasta el final. Sigo. Me divierte sacarme fotos con el trípode. Me divierte mucho bajar trotando esas bajadas de piedra tan empinadas. Cada vez somos menos. Pero no paro hasta el final. Llego. Estoy muerta de tanta SUBIDA. Y BAJADA. ¿Y ahora?, ¿vuelvo caminando?, ¿podré? Y cómo no voy a volver caminando YO! Y allá voy. Mierda que caminé! Las subidas ya me parecen de 90º. ¿Y si no llego al final? Me quedo sin agua. Sigo. Un poco más. Si la ida fue DURA, la vuelta es DURIIIIIIISIMA. Todo el día abajo del sol. Lo bueno es que soy una de las pocas que eligió un ROUND TRIP. La mayoría se quedó en un ONE WAY. Así que a esta altura la Muralla es casi mía. Somos muy pocos y estamos uno más destruído que el otro. Sí. No podemos más. NINGUNO. Pero cada vez falta menos. Eso, SEGURO.

Tardo tres horas a la ida y una hora a la vuelta. Cuando encuentro la salida, estoy desesperada por mi recompensa. Una Coca-Cola bien fría. Sí, hoy me levanté MUY generosa. Están desarmando todos los puestos. Pero si apenas son las 17 hs. Veo una heladera. Me acerco. Me dice "Hello". "Do you have cold coke?". "10 Y". "¿10?, NO!". Empiezo a caminar. "8", "no, 5!", "6", "no, 5!". "Ok, 5". No está tan fría pero es la coca-cola más rica que tomé en mi vida.

Cuando llego muy contenta con mi botellita al estacionamiento de buses no hay nada. NADA. No hay buses. Muy poca gente. Oh-Oh. No me digas que me quedé sin bus. Nunca se me ocurrió preguntar. Me inquieto. Cada vez más. Sigo caminando y veo un 919 y una cola con poca gente. Uf. Sospecho que si hubiera tardado una hora más sí me quedaba sin bus de regreso. Se van dos llenos. La gente sube al tercero. Hay gente parada. Pienso que mejor espero el próximo. Pero cuando me llega el turno de subir al tercero detrás mío no queda casi nadie. Y entiendo que quieren que suba. Quieren que subamos TODOS. Como sea. Bueno, creo que prefiero viajar una hora parada a quedarme a dormir en la Muralla. Durante el viaje tengo la pierna de un chino que está sentado apoyada en la cola y la cola de un chino que está parado apoyada en mi pierna. Ellos no se enteran. No lo sienten. Y cada uno de ellos tiene una china abrazada. Así que me despreocupo. En medio del viaje la chinita que tengo parada al lado saca una bolsita desesperadamente. Quiere vomitar. Qué lindo! Y yo no puedo ni moverme. Lo único que me falta es limpiar su vómito de mi pantalón y de mis zapatillas. Por favor, no! Al final no pasa nada. Tardamos hora y media. No aguanto más la espalda. Ya no sé cómo colgarme de las barandas. Bajamos.

Está anocheciendo. Trato de orientarme para volver al hostal. Sí, ya sé. Camino unas 5-6 cuadras en una dirección y no, me fui a la mierda. Vuelvo. Camino unas 8-10 para otra. Y me parece que tampoco. Vamos a preguntar. Una pareja de unos 40 años. No sé si son pareja pero son ella y él. Les muestro el mapa. No hay mucha luz y mis amigos tienen presbicia. No leen nada en mi mapa. Llaman a otro chino que está ahí y que también tiene presbicia. Empiezo a buscar algún nombre que pueda pronunciar y que me pueda servir para dilucidar si mi dirección es la correcta o es justamente la opuesta. "Gulou", "Beixingqiao", "Andingmen". Sí. Me fui para el otro lado. Ella y él me hacen señas para que los acompañe. Para que vaya con ellos. Ella quiere que me tome un bus. Y quiere. Y quiere. "No, walking" Y le muevo los dos dedos que caminan. Caminamos los tres. Y caminamos los tres. Me hablan - en chino - y no entiendo NADA. Claro, ¿cómo les voy a entender?!? Pero nunca pierden las esperanzas. Nunca dejan de intentarlo. A cada rato me hablan. Y yo levanto los hombros para que entiendan que no entiendo. Ella hace muchas señas y no le entiendo nada pero se está esmerando tanto que le digo que sí a todo mientras le sonrío. Ya vamos como 10 cuadras y seguimos siendo tres... No entiendo, ¿vienen conmigo a dormir al hostal? En cuanto puedo y como puedo le pregunto a él si tienen que ir en el mismo sentido que yo. Sí, sí. Están haciendo footing. Ah! Ya entiendo, me sumaron al grupo de footing. ¿Y quería que me tomara un bus? Ja! Y mientras hacemos footing, en la oscuridad, los tres juntos, pienso en esos momentos mágicos que tienen los viajes. Y definitivamente este es uno de ellos...

Mis amigos no dejan de intentar comunicarse conmigo hasta el final. Pero es inútil. Cuando me despiden ella me indica varias veces el camino, parece preocupada. No quiere que me pierda otra vez. Pero a esta altura yo ya sé bien donde estoy y hacia donde voy...

Sí, hoy tuve un día mágico. Mágico. Y mañana tengo el día libre... Es domingo! Qué lástima que mamá se llevó mis pantuflas...

Beijing, 28 de agosto de 2010.

10 sept 2010

Un día en Beijing - China en chino - Parte XVII

Beijing tiene ojos más rasgados que Shanghai. Si le sacamos la Torre de TV, Shanghai podría estar en Europa. Bueno, incluso con la Torre. Berlín tiene una parecida. Menos psicodélica.

En Beijing no quiero gastar más plata. Ya gasté mucho en Asia. Más de lo que quería. Tengo un presupuesto diario mínimo y no sé si llego. Todo depende del valor de las entradas. Y acá te cobran entrada hasta para caminar por un parque. Aunque tranquilamente puedo dejar de hacer TODO. Salvo la Muralla. A Badaling voy. Voy en transporte público para ahorrar plata y para ahorrarme un tour LLENO de CHINOS.

En Beijing hay semáforos en todas las esquinas. Pero cuando el semáforo se pone rojo y el hombrecito verde, los autos que quieren paran y los que no quieren siguen viaje. ¿Por qué? ¿Por qué carajo?!? Ah! ¿Será otra estrategia para reducir la tasa de natalidad? Un chinito por pareja y unos cuantos menos si a los padres los pisa un auto antes de alcanzar la edad reproductiva. Qué inteligentes estos chinos!

En Beijing hay gente que recoje la basura. Andan en bicicleta o moto con unas pinzas ENORMES y levantan pedacitos CHIQUITITOS de papel o basura que hay en las calles. Qué personajes!

En Beijing los nombres de las calles cambian cada 5 cuadras. Es una locura.

En Beijing hay callejones chinos, bien chinos, por todos lados.

En Beijing están arreglando la ciudad entera. Está llena de hombres trabajando. Está llena de materiales, polvo y escombros.

En Beijing los chinos hacen tai chi por la mañana y bailan en los parques y plazoletas por las tardes y noches. Eso me gusta. A los chinos no les preocupan las apariencias. Parecen auténticos. Siempre. Eso me gusta.

En Beijing la comida es distinta. Y no me gusta. En Beijing la comida es picante. Y no me gusta.

En Beijing no me quieren cambiar los Dongs vietnamitas. En el Bank of China los miran casi con desprecio.

En Beijing no tengo acceso a internet sin enloquecer en el intento. Hasta que dejo de intentarlo, claro. Sí, me doy por vencida otra vez. Y me quedo sin compañía virtual.

En Beijing TODAS mis compañeras de habitación roncan o hacen sonidos raros mientras duermen. Sí, sí. Todas. ¿Por qué?!?

En Beijing tengo que averiguar cómo llego a mi avión. Hay un sólo aeropuerto internacional. Dos terminales. Y mi ticket de eDreams no dice que terminal me toca. Pregunto en la recepción, quizás los vuelos de Air China salen todos de una terminal. No saben. Qué raro! Pero lo más raro es que la chinita intenta ayudarme. In-cre-í-ble. Levanta un teléfono para llamar a Air China PARA AYUDARME. No, es mucho. NO LO PUEDO CREER. No puede comunicarse. Termina diciéndome que llame a Air China para preguntar. Bueh, al menos lo intentó. Más tarde busco en internet y efectivamente, los vuelos de Air China salen de la Terminal 3. Y lo confirmo cuando recuerdo que eDreams me envió el ticket electrónico otra vez hace poco. Terminal 3.

En Beijing no tengo más bolsas y las que tengo en uso están rotas. TODAS.

En Beijing corto dos tiras de mi mochila para conseguir dos ganchos. Tengo que reemplazar a los dos ganchos principales que se rompieron exactamente de la misma manera - perdieron el diente izquierdo - en Shanghai. Mi mochila no quiere más! Pero ya falta poco. Ya llegamos. Ella se queda en Barcelona. Yo todavía no sé...

En Beijing no hay tanta humedad. No hace tanto calor. Si tengo que elegir entre Hong Kong, Shanghai y Beijing para esperar el vuelo CA3061 me quedo con Beijing. Sí, en Beijing no estoy pegajosa.

Los primeros días en Beijing escucho música. Mucho. Me encierro en mi reproductor para que el tiempo pase rápido.

Los primeros días en Beijing camino. Camino mucho para que el tiempo pase rápido. Para que llegue el día de mi vuelo. Para que llegue el miércoles. Y cada vez que camino me dicen que es MUY LEJOS, que me tome un bus, que me tome el metro. ¿Para qué? ¿Para ahorrar tiempo? Si tiempo es lo que me sobra... Y cada vez que vuelvo al hostal con los pies negros, bien negros después de patear por toda la ciudad siento que me caen gotas. ¿Serán los árboles que transpiran? ¿O será que los árboles chinos también escupen?

Los primeros días en Beijing me doy cuenta de que estoy MUY SOLA en China. Y de que no dejo que se me acerquen. No sé. Tengo momentos en los que me cuesta mucho resignar mi campañía por cualquier compañía. Y es cierto que en China no exploro mucho. Pero siempre tengo la sensación, salvo en Dali, de que estoy rodeada de cualquier compañía. Aunque no creo que sea cierto. La verdad es que por alguna razón tengo MUCHAS ganas de estar SOLA.  

Los primeros días en Beijing estoy MUY ENOJADA con los chinos. Tan enojada que dejo de mirarlos a los ojos. No quiero ni verlos. Y me acuerdo de la chilena que conocí en Bangkok que vivía en China y estaba tan enojada con los chinos que me dijo "En China no hay NADA, nada para ver".

Los primeros días en Beijing hago un gran esfuerzo por revertirlo. Pero cada vez me cuesta más sonreírle a un chino. Creo que nunca lograré recomponer nuestra relación. Sospecho que con los soldados de terracota charlaré en otra vida...

Beijing, 27 de agosto de 2010.

Bullet Train - China en chino - Parte XVI

Hoy me toca el tren BALA a Beijing. Último tren en China. Por fin!

El primer día que amanezco en Shanghai salgo en busca de mi próximo ticket de tren. Pregunto en el hostal. No saben. Los chinos del hostal de Shanghai no saben NADA. NADA. Alguno de ellos no sabe ni hablar inglés. La primera mañana bajo de la habitación, voy a la recepción y me encuentro con él. "Can I have breakfast here?" No me entiende. Le repito. No me entiende. "Breakfast". No me entiende. "Breakfast". NO ME ENTIENDE! Le hago señas, como tomando algo con cuchara... GRANDE! "Ahhh". Me muestra el menú. Diós! No aguanto más. Por favor! Y la chinita es nueva. No sabe ni siquiera dónde hay un restaurante en la zona.

Bueno, ya que nadie sabe comencemos por la estación de trenes a la que llegué ayer. Metro. Shanghai Railway Station. Busco carteles con trenes dibujados. Tickets. Chino con traje de tren. "Tickets to Beijing?" No me entiende. "Beijing". Me señala la boletería. Cola. Acá no me van a entender nada. Saco mi cuaderno para mostrarle donde dice - en chino - "Yo quiero ir a Beijing". Mi turno. Efectivamente, NADA. Le muestro la frase. Repite "Beijing". Le escribo 25/08 en una tarjetita que tenía por ahí y se la muestro. 8.15 am. 327 yuanes. ¿8.15 am? Qué fiaca! Y veo un 19.00 en la pantalla. Calculo que será el horario de llegada. Le pregunto si tiene algo más barato. ¿Cómo? Le digo "cheaper" - aunque no lo entiende - y le hago señas bajando la mano. Parece decir que no. ¿Qué más puedo hacer que no sea pagar 327 yuanes y llevarme el ticket? Sí, nada! Con el pasaje me da instrucciones escritas. Parece que la estación de la que salgo no es esta. No, mi tren sale de Shanghai HongQiao Railway Station. ¿Y eso dónde queda? Ya lo buscaré. Con los chinos del hostal no cuento. ¿Para qué les voy a preguntar? ¿Para que me saquen de quicio una vez más? Mmm, no. Definitivamente no. Mejor me arreglo sola. Internet. Así me entero de que la estación es relativamente nueva. Por eso me cuesta tanto trabajo dar con ella.

La noche anterior al tren pienso que las chinitas de mi habitación me van a odiar por despertarlas a las 6.00 pero yo termino odiándolas a ellas por despertarme a las 5.00 am. Hasta las 6.00 no bajo de la cama. Sí, duermo arriba otra vez. Termino mi mochila. Bajo con todo. Noodles envasados para desayunar. En el hostal hay un dispenser de agua fría y de agua caliente.

Se me hace un poco tarde. Cuando llego a la estación del metro y miro el mapa me parece que no llego. Me paso todo el viaje mirando el reloj, haciendo cálculos y pensando en taxis. Y puteando. Finalmente llego. Pero tengo que dar con mi tren YA! Muestro el ticket un par de veces. Camino a lo largo del andén. Veo vagones con camas. No quiero más camas! Es un viaje de día. Quiero un asiento, me quiero sentar! ¿Por qué carajo estos chinos y estos vietnamitas siempre me quieren acostar? Pero para mi alegría el coche 16, el primero de todos, es el único que tiene ASIENTOS! QUÉ BIEN!

Encuentro mi asiento, dejo la mochila a mis pies. Otra vez no puedo subirla. Pero el chino que está al lado mío parece querer que la suba. No puedo señor. Le juro que NO PUEDO. Cuando me lo dice en chino, le digo que necesito ayuda. Agarro la mochila, me acerco al estante y con la mano lo llamo para que me ayude y levanta la mochila casi solo. Y es más chiquito que yo! A las 8.15 am sale el tren.

Al mediodía me levanto, elijo uno de mis noodles envasados y salgo en busca del dispenser de agua caliente. Ja! Ya parezco china.

Cuando mi vecino vuelve con dos latas de cerveza yo quiero una coca-cola bien fría. Me levanto y salgo en busca del vagón comedor. Hay chinos sentados en los asientos potenciales y es tan difícil no chocarlos cuando paso al lado. Pienso que quizás no son sólo los chinos. En este tren, por ejemplo, es imposible no llevarse puesto al otro.

Mi vecino chino parece vestir una malla, tipo short, blanca y azul. En algún momento se pone pantalones largos. Pantalones de vestir azules. Y antes de llegar a Beijing se los saca. Me pregunto si mi vecino chino anda en calzoncillos por las ciudades y sólo se viste cuando viaja en tren.

Mi vecino chino come pollo envasado. ENGRASADO. Qué asco! Y toma cerveza de lata. CALIENTE. Qué asco!

Es el primer tren en el que viajo que tiene pantallas. Gran parte del tiempo parece promocionar el tren bala y alguna que otra ciudad. Y pasan películas. La primera es la típica película de artes marciales. Todos volando por los aires. Mucha violencia. Y me pregunto cómo encaja esto con los chinos que son tan tranquilos, que parecen tan pacíficos. Tan panchos. Después pasan una película romántica. Una pareja de chinos jóvenes que no para de desencontrarse hasta que finalmente se encuentra. No podía ser de otra manera. Sí, claro, aunque no entienda el idioma y no le preste demasiada atención puedo seguir toda la película. Y lo que más me divierte es que cuando termina veo reflejada en la pantalla la cara de una china que estaba viendo la película. La cara china más emocionada que vi en TODO el país. Qué sonrisa! Estaba extremadamente conforme con el final de la película!

El tren bala tiene una velocidad de 100 a 200 kms por hora. Recorremos poco menos de 1500 kms en poco menos de 11 horas.

El tren se supone que llega a las 19 hs. Y desde las 17.30 hs que la pantalla anuncia el nombre de la próxima estación. Claramente no es Beijing South. Pero esa estación no llega NUNCA. Hasta que cerca de las 19 hs todos están listos para bajarse y mi vecino chino me pregunta - en chino - si quiero que me ayude a bajar la mochila. ¿Cómo? ¿Esto es Beijing? Si el nombre de la estación es CLARAMENTE otro. "Beijing?". Sí. Carajo! ¿Nunca voy a entender nada en China? Será. Bajamos la mochila. Lo despido.

Busco carteles que me conduzcan al metro. Miro el cartel del recorrido. Línea 4 - línea 2 - línea 5 - Beixinqiao. Las instrucciones que obtuve del hostal vía e-mail dicen Línea 4 hasta línea 5, Beixinqiao, salida A o B, primer callejón. Todos los expendedores de tickets dicen OUT OF SERVICE. Y en la ventanilla que dice TICKETS no hay nadie. ¿Y ahora qué? Doy la vuelta y encuentro otro grupo de expendedores. De los cinco que hay, funcionan dos. Los otros también dicen OUT OF SERVICE. ¿Cómo puede ser que no funcione ninguna máquina expendedora y no haya nadie vendiendo tickets? De más está decir que TODOS los que queremos viajar en metro estamos en esas dos máquinas. Cola. Cuando estoy llegando la máquina de al lado dice OUT OF SERVICE. No! No me digas que me está esperando a mí para anunciar su OUT OF SERVICE. Nooooooo, no tengo tanta mala suerte! Noooooo. El chico extranjero, que está delante mío, se pone nervioso cuando le toca sacar su ticket. Yo pienso tomarme mi tiempo. Lo lamento mucho. Saco el mío. 2 Y. Entro. Combino dos veces. Beixinqiao. Le muestro la dirección escrita del hostal a una china con traje de metro. Piensa un rato LARGO. Me indica una salida que no es ni la A ni la B. Sigo su indicación pero después decido que si el hostal me dijo A o B, más vale que sea A o B. Salida A.

Es de noche. ¿Y ahora? ¿Cómo se llama esta calle? No es el nombre que busco. Hay MUCHOS restaurantes bien chinos en la avenida a la que doy. Empiezo a preguntar a los chinos que están promocionando los restaurantes en la entrada de los mismos. Ni puta idea. Les muestro la dirección escrita y la tarjeta que tengo de Hostelling International para que vean que busco un hostal con ese logo. Nada. Turistas! Ellos deben estar parando por acá, deben saber. Ni puta idea. No paran en esta zona. ¿Y qué carajo hacen acá entonces? Mi espalda me está matando! Me duele! Me duele! Tanto que tengo ganas de llorar. Otro chino de restaurante me manda en la misma dirección del hostal pero en sentido exactamente opuesto. Empiezo a caminar hacia allá con TODA la desconfianza que puedo tener hasta que veo a dos turistas sentados afuera en uno de los millones de restaurantes. Ella y él. Les pregunto. Ella sabe!!! Ella sabe!!! "Lama Hostel?", "Yes, yes". Me indica. Así encuentro la calle y luego el callejón. GRACIAS!!!!! Punto para Francia. ¿Por qué todos los turistas en Shanghai y en Beijing hablan francés? ¿Regalan pasajes a China en Francia?

Finalmente llego al hostal con una necesidad imperiosa de sentirme cómoda. Relativamente cómoda. Y no puedo pagar con tarjeta como dice en internet. La habitación es pequeña, otra vez no hay lugar para mi mochila. Los baños no tienen inodoro (En toda China encontré inodoros y en Beijing, la capital, no hay, son insólitos los chinos!). El chino me miente cuando le pregunto por el descuento por ser socia de HI y no puedo evitar responderle con mi peor tono para que luego me muestre que está molesto. No hay desayuno en el hostal, está interrumpido hasta la semana que viene. Y no puedo conectarme a internet. ¿De qué más me van a privar?!? ¿Eh?!? ¿De qué más?!? Hiervo. NO, SI EVIDENTEMENTE LOS CHINOS ESTÁN JUGANDO CON MI PACIENCIA DE UNA MANERA NUNCA ANTES VISTA. LO ÚNICO QUE QUIERO SABER ES DÓNDE ESTÁ EL AEROPUERTO. ME QUIERO IR DE CHINA YA!!!!!!!!!

Beijing, 25 de agosto de 2010.

9 sept 2010

Los chinos - China en chino - Parte XV

Lo primero que noto en China es que los chinos escupen en la calle. La chinas, también. Es bien sabido ya. No creo que asombre a nadie. Hombres y mujeres escupen mientras caminan por la calle como si fuera una actividad más del transeúnte. Todo el tiempo se escucha jjjjjuuuu, "escúpelo!", tttuu!

Los chinos (hombres) se pasean con la panza al aire. Se levantan la remera para ventilarse la panza cuando hace calor.

Los chinos me atropellan. Y no, jamás voy a aprender a decir perdón en chino. Hasta en la lluvia se llevan por delante mi paraguas. Y no hay cosa que me moleste más que me lleven por delante y MUCHO PEOR si no es seguido de una disculpa. Supongo que siento que no me ven. Que no existo. Y me pone mal. Y en el metro, olvidate de que te dejen bajar. Cuando se abren las puertas cada uno empuja para su lado. Jamás me ceden el paso en NINGÚN lado. Ni siquiera cuando me ven venir cargando mi mochila ENORME y PESADA. No, siguen caminando como si nada. Y no creo que no la vean con el cobertor amarillo casi fosforescente y el tamaño que tiene. Más de una vez tuve ganas de llevarlos por delante. Y lo debo haber hecho. No es tan difícil correrse, ¿no? Pero los chinos evidentemente NO REGISTRAN AL OTRO.

Los chinos no entienden de respeto. La primera mañana en Shanghai, 7.30 am, las dos chinas que comparten habitación conmigo se ponen a charlar como si fueran las 10 de la mañana. Una conversación muy extendida y con un volumen para 10 de la mañana. Ni intenten susurrar! A una de ellas ya la quería matar desde la noche anterior. Llegó última cuando no había ninguna luz prendida y circuló por la habitación como si estuviera sola. Esta mañana me despertaron con su conversación china. Al principio las miré un rato. Nada. Hasta que no pude contenerme más, "Please, it is 7.30, could you go outside to talk?" No voló una mosca más. Me pregunto si aquella pareja que me hizo lo mismo en Praga no sería descendiente de chinos. A ellos no me animé a decirles nada. Hoy lo haría.

Los chinos no muestran sus emociones.

Los chinos hacen ruido cuando comen. Y, creo que junto con que me atropellen, son las dos cosas que más me cuesta tolerar.

Los chinos no reconocen la distancia mínima entre dos personas. En China es cero. Y sí, esto me cuesta MUCHO también.

Bueno, ya saben cómo torturarme, ¿tomaron nota?

Los chinos se meten los dedos en la nariz delante de todos.

Los chinitos visten pantalones con tajos de modo que la cola quede al aire. Y los chinos ahorran pañales.

Los chinos no siguen ninguna moda. No es raro ver a una china usando algo con Hello Kitty. ¿Hello Kitty?

Los chinos no pueden tener más que un hijo. ¿Y si quiero tener dos? ¿O tres?

Los chinos de la recepción de los hostales no te ayudan. A ver, si las preguntas que les hago yo son las mismas preguntas que les hace cualquier turista y todavía no tienen una respuesta es porque evidentemente no tienen ni la menor intención de ayudarnos, ¿no?. Y NUNCA, NUNCA voy a entender porqué.

Los chinos son simples, tranquilos, humildes, amigables. Y odiosos.

Los chinos son raros.

Los chinos me resultan pesados. Sí, si tuviera que resumirlo, diría que los chinos son pesados.

Los chinos no tienen la culpa de que yo no hable chino...

Gracias al Hotel del Mar (Milos, Grecia) por proveerme su clave de wi-fi :)

7 sept 2010

EXPO Shanghai 2010 - China en chino - Parte XIV

Después de pasar por las puertas del Yu Garden y del Museo de Shanghai, de buscar la Concesión francesa, de sacar miles de fotos del Pudong y algunas del Bund y de caminar por Nanjing Road y por la zona de la People´s Square mi hermana menor me convence de visitar la EXPO.

Así es que mi último día en Shanghai lo paso entero en la EXPO Shanghai 2010 - Better City, Better Life. Mi idea es llegar con el ticket en la mano a las 9.00 en punto - cuando abre sus puertas - para aprovechar lo más posible y pensando que a las 9.00 no va a haber nadie. Una de dos. Los chinos llegan a los eventos en el horario de apertura o TODOS los chinos pensaron lo mismo que yo. Cuando llego, pasadas las 9.30 am, los chinos, sus paraguas de colores y sus sillitas plegables parecen estar listos para aprovechar la EXPO lo más posible. Yo apenas cuento con una gorrita. Y todavía agradezco no haber perdido un ojo entre TANTO paraguas portado por TANTO chino TORPE.

El acceso no es tan complicado como me parece apenas llego. Scanner. SIEMPRE. SIEMPRE. En el subte de Shanghai hay scanner, cada vez que tomo el subte tengo que pasar mi mochila por el scanner! En la EXPO, luego del scanner una china me registra con uno de esos detectores tipo aeropuerto y cuando voy a retirar la mochila no la encuentro. De repente, veo que un chino de seguridad tiene mi mochila. Me acerco y me dice "water?", "Yes, I have water". Saco la botella de la mochila, se la muestro y me dice algo en chino. No entiendo. Le pregunto. Me derivan a alguien que supuestamente habla inglés pero tampoco le entiendo. Hago un esfuerzo. Nada. Creo que todos lo damos por causa perdida. Y antes de que me saquen mi botella de agua sigo caminando con ella y decido que lo mejor es guardarla en la mochila antes de que me agarre un chino que hable perfecto inglés.

Lo primero que veo cuando entro es el pabellón de USA a la derecha y a la izquierda... ARGENTINA. Mi felicidad cuando leo Argentina, y no sólo Argentina, sino Argentina escrita con las letras del logo de Argentina, es INMENSA. Me acerco al pabellón como si estuviéramos imantados. Lo miro desde afuera como si fuera la cosa más hermosa que vi en mucho tiempo. Argentina. Argentina. ARGENTINA. Hay una pantalla que muestra imágenes de Salta, de vinos, qué rico!, quiero una copa de vino! Miro la pantalla embelesada un rato largo. Cruzo la calle y me pongo en la cola que no es para nada larga. Cuando estoy llegando veo un cartel que dice VIP. Y me entero de que en el pabellón de Argentina yo soy VERY IMPORTANT PERSON. Pero ya es tarde, estoy casi adentro. En su interior, el pabellón argentino está lleno de pantallas. Me acerco a una de las centrales. El Obelisco. La 9 de julio. Me pongo a llorar. Casa. Mi casa. Mi Buenos Aires querido. Me quedo un rato largo enfrente de la pantalla. Todas las imágenes me conmueven. Hasta el microcentro en HORA PICO en PLENO VERANO me conmueve. El pabellón argentino tiene un solo y único propósito y es BIEN claro. Fomentar el turismo. A las 11.00 hay un espectáculo de tango pero falta media hora. Salgo a ver qué más hay por ahí y poco antes de las 11 saco mi pasaporte azul y vuelvo a Argentina. VIP. Entro. Me dicen que hay show de tango. "That´s what I want to see". Llego al anfiteatro, están dando una película que no conozco. Gigantes de Valdes. El gordo Casero. Federico D´Elía. Isabel Macedo. En argentino. Subtítulos en chino. "No tengo un sope". Un sooooope! Qué bueno! A las 11.00 cortan la película y bailan tango. Lindo. Pienso que cuando vuelva a casa voy a intentar, una vez más, aprender a bailar tango. Cuando termina el baile no vuelven a poner la película. ¿Y el final? Está bien, si a ningún chino le importa el cine argentino. Empieza "Aniceto" de Leonardo Fabio. Cuando salgo miro la programación y apenas hay una hora hasta el próximo show de tango. Sí, evidentemente a ningún chino le interesa el cine argentino. A las 18.30 hs dan Tiempo de valientes. Me muero de ganas de volver para verla pero si sólo van a pasar media hora... Salgo. Al lado está el restaurante argentino, los mozos visten la camiseta de la selección. Se me hace agua la boca de sólo pensar en carne, papas fritas, parrilla... Ayyyyy. Mataría por unas buenas empanadas de carne. Y me muero por un alfajor Havanna de chocolate con un vaso de leche bien fría. La verdad es que el pabellón argentino no es gran cosa pero dice ARGENTINA... Antes de abandonar la zona donde está mi país ingreso a los pabellones de África y Centro y Sudamérica.

No se siente tanto chino como esperaba. El predio es realmente ENOOOORME. Pero las colas en los pabellones sí son largas, salvo en los pabellones que incluyen varios países como el pabellón de Africa y Centro y Sudamérica que no requieren cola. Y están buenos. De hecho, creo que por dentro lo que más me gusta es el stand de Bolivia que está en el pabellón de Centro y Sudamérica.

Durante la mañana me doy cuenta de que los chinos compran una libretita por 30, 35 yuanes para coleccionar los sellos de los pabellones. Los chinos hacen cola para entrar al pabellón y una vez dentro del pabellón, hacen cola para que le sellen la libretita. Estoy segura de que si no existiera esa libreta china las colas no serían tan largas. Y son tan importantes los sellos que en el pabellón de Brasil se lee NO STAMP TODAY.

Saco fotos del exterior de muchos pabellones en sentido zona C, zona B, zona A. Por fuera mi premio es para Rusia y México. El peor pabellón es Holanda. Es un espanto. Como siempre, hay pabellones que dejan bien claro que cuando cayó el proyecto de la EXPO estaban ocupados en otra cosa MUCHO MÁS IMPORTANTE. Como ser Bélgica, Irlanda, Francia. Cuando mi cámara de fotos se queda sin batería vuelvo en sentido A, B, C para ingresar a algunos de los pabellones. Entro al pabellón de Irlanda, Nueva Zelanda, Viet Nam, Camboya, Italia, Perú, Brasil y México. Ninguno vale mucho. Algunos no valen para nada la espera en la cola.

En mi recorrido me cruzo con varios espectáculos que me gustan MUCHO. En general son bien breves. O llegué tarde. Brasileños que samban, una banda de música sueca cuyos integrantes son muy pero muy graciosos, neozelandeses ENORMES que cantan y bailan y un grupo australiano. Me encanta la música en vivo.

En algún momento de la tarde me entero de que el pabellón de Arabia Saudita es el más popular. El más caro. Por fuera no es más que un huevo o plato volador con palmeras en la cabeza. Ni pienso invertir cuatro horas de mi vida para ingresar a ese pabellón. No me queda otra que imaginar qué hay adentro. ¿Qué habrá?...

Cuando quiero entrar al pabellón de España me acerco a la cola y me derivan a un chino que habla un español muy bueno. "Con pasaporte español puedes entrar". "No tengo pasaporte español, soy argentina". "Luego de las ocho la cola es 20 minutos. Ahora, en países europeos, una hora y media. No necesita". Pienso en volver pero son las 18 hs, no voy a volver a las 20. Si le hubiera mostrado el italiano entraba como española. Ok, no me dejan entrar al pabellón español, entonces voy a entrar al italiano con mi pasaporte, aunque no me interese! Saco mi pasaporte rojo y al primer chino que encuentro en la entrada del pabellón no le digo que soy italiana, le digo "I have an Italian passport". Me deriva a otro y a este sí le digo "I am Italian". VIP. Entro. Vino italiani, pasta italiani, zapatos italiani, trajes italiani, autos italiani, orquesta italiani, ristorante italiani, todo italiani. Otro interior malísimo!

Hago cola en Perú, cortita. Hago cola en Brasil. Hago cola en México. En las filas hay letreros del tipo "Take care of exhibits and no touching" (los chinos TOCAN TODO!), "Waste sorting and no littering" (Ya les conté de la basura china en el sur pero en las ciudades es muy distinto!) y "Polite language and no noising" (mmm, no comprendo el lenguaje). Más de una vez veo gente que se sienta en las sillitas plegables en la cola de un pabellón. Cuando la cola avanza si no se paran rápido para seguirla los pasan por arriba y les sacan el lugar. Qué lindos los chinos!

Paso todo el día caminando hasta que los pies me duelen. MUCHO. Paso todo el día muerta de calor bajo el sol. Paso todo el día recibiendo embestidas chinas. Los chinos son tremendos. Ni siquiera intentan esquivarte. Te llevan por delante. Y si los adultos son así, imaginate los chinitos, por poco te caminan por la cabeza. Al principio se aguanta pero después de unas horas y sumado el calor y sumado el dolor de pies hacia el final los quiero matar A TODOS!

Cuando voy saliendo me cruzo con un letrero que lista las cosas que está prohibido ingresar al predio y efectivamente ahí está el agua en todas formas. Qué suerte que no hablo chino!

La EXPO me gustó MUCHO. Me sacó de mi rutina china. Y conseguí sacar todas las fotos que me pidió Fio. Me divertí mucho. Gracias Cuc! :)

Shanghai, 24 de agosto de 2010.

3 sept 2010

Rumbo a Shanghai - China en chino - Parte XIII (BIEN largo para CUC)

 
Hoy dejo de fumar. Hoy dejo Hong Kong. Hoy me toca la primera parte de un tren de 19 horas. A non-stop train to Shanghai. Un non-stop train que se detiene. Sí, para. Y más de una vez...

El primer día que paso en Hong Kong pregunto en el hostal y me mandan a Hung Hom Station a sacar mi ticket para Shanghai. Camino hasta allá. Cuando llego al túnel del metro encuentro carteles que dicen Intercity Departures. Será eso. Los sigo. Y termino en una especie de terminal de trenes muy lujosa y moderna donde no veo ningún andén. Puro Mc Donald´s, KFC, 7 ELEVEN. Pregunto en Información Turística y entiendo que me manda al 7 ELEVEN a comprar el ticket. ¿El supermerado vende tickets de tren de larga distancia? Qué raros que son estos chinos por favor! Cuando camino hacia allá veo un cartel arriba de una china que vende tickets. Ningún 7 ELEVEN. Le digo - en inglés, estoy en Hong Kong - que quiero un pasaje a Shanghai para el 20 de agosto. Me dice que no hay pasajes desde Kowloon, donde estoy, que tengo que ir a Shenzhen, el lugar donde me tomé el metro de 45 minutos con el chino que me acompañó hasta la Chungking Mansion. Qué fiaca volver hasta allá!!! "¿A partir de qué fecha hay pasajes desde Kowloon?" Se levanta, busca en la computadora. "Ah, para mañana hay". Mañana es 18. Si no le hubiera preguntado mi viaje a Shanghai hubiera durado 45 minutos más...

La noche previa al tren duermo mal, muy mal. Por alguna razón estoy inquieta. Me despierto durante la noche preguntándome si mi tren es por la mañana. No, no, sale a las 15 y algo. Me despierto a las 5.30 cuando llega el marroquí que vive en Australia que duerme abajo mío. Y después, me despierto miles de veces porque el marroquí que vive en Australia que duerme abajo mío, ronca. Pienso en sacudir la cucheta más de una vez...

Me levanto a las 9 am. Me pongo mi traje de tren chino. Viajo vestida igual en todos los trenes. El mismo pantalón, la misma musculosa, la misma remera manga larga. Cuando llegue a Beijing lavo todo. Bueno, todo no, a la remera blanca manga larga que traigo de Dublin pienso descartarla. Es blanca. Tiene una colección de manchas con las que no pienso pelearme.

Voy a desayunar a Mc Donald´s, como siempre. Pero esta vez me sobran Hong Kong Dollars así que elijo Mc Café. Un latte ENORME, un muffin de chocolate y una masita de coco. Me siento a escribir en mi cuaderno mientras desayuno. Tomo la pastilla para la malaria y decido que en cuando pise la primera playa griega la suspendo. La doxiciclina está contraindicada para el sol. No voy a cumplir con las cuatro semanas fuera de la zona de riesgo pero me cuidé mucho de los mosquitos. Las últimas picaduras son de Halong Bay, Viet Nam, a fines del mes pasado.

Fumo el último cigarrillo y vuelvo a la deprimente ChungKing Mansion. Tercer piso. Habitación 11. Termino de armar la mochila. Descarto los restos de repelentes. Se acabaron los mosquitos asesinos. Mientras tanto las cucarachitas van y vienen por las paredes. Chequeo mails. Y me encuentro con Ben. Me cuenta que quiere comprar un Hard Drive. Y yo necesito otro pendrive de 16 GB. El tercero. Sí, volveré con más de 32 GB de fotos. Como para que alguien quiera venir a ver las fotos del viaje mientras tomamos un té. Se va a tener que instalar una semana entera!

Camino con Ben por Nathan Road hasta que encontramos el Mon Kok Computer Center. Una especie de galería, en medio del Ladies Market, llena de "casas" de computación. Encuentro un pendrive. Pero si esta mañana me sobraban HKD, ahora me hacen falta. Y si las casas de cambio están por todos lados en HK, ahora no hay ni una! Después de recorrer la zona contrarreloj en busca de una casa de cambio, Ben compra un Hard Drive de 320 GB por 400 HKD y yo un pendrive de 16 GB por 220. Sí, ya sé. Pero el Hard Drive no entra en mi portavalores. Volvemos en metro porque pierdo el tren. Almuerzo en Mc Donald´s.

Entro por última vez (POR FIN!!!) a la ChungFUCKing Mansion. Me cargo la mochila, me cercioro de que Hong Kong y yo hablamos el mismo horario y salgo en busca del metro. East Tsim Sha Tsui. Hung Hom. Gasto mis últimos 20 HKD en golosinas. Intercity Through Train (Departure). Sigo la flecha. No parece haber ninguna estación de trenes por ahí. No me digas que tengo que tomar algo para llegar a la estación y nadie me dijo nada! No, no. La estación está abajo. Como siempre, scanner. Si supieran lo que le duele a mi espalda este PUTO scanner que no sirve para nada! Migraciones de Hong Kong. Supongo que salir será más fácil que entrar. No creo que les importe mi sello cruzado esta vez. Y afortunadamente, es así. ¿Y cuándo entro a China?, ¿quién me sella la entrada a China?... Quién sabe... ¿Mi viaje por China va a ser TODO así?

Encuentro una sala de espera que dice T100. Ese es mi tren. Cuando me saco la mochila, se descose una de las tiras. Hacía mucho tiempo que esperaba este momento. Mi mochila tiene 14 años. Es mucho para una mochila que viaja cada vez que puedo. Pero no podía dejarla. Mucho menos reemplazarla. Teníamos que hacer este viaje, EL VIAJE, juntas. Pero está viejita y cada tanto se descose alguna costura. Como ahora. Así que tendré que jugar a la costurerita una vez más. En mi mochila de mano tengo hilo resistente, aguja y encendedor para sellar los nudos del hilo resistente (la ventaja de ser reciente ex-fumadora!, pensé en descartarlo con el último atado pero por suerte no lo hice...). Preparo el hilo y la aguja. Me arrodillo y coso la tira a la mochila. Antes de que termine la gente empieza a moverse.

Engancho la aguja a la mochila y me la pongo. Hay dos escaleras, una para coches menores a 006, otra para los mayores. Mi ticket dice 007. Llego al 007 y me dice que no, "2nd class" y me señala hacia los coches menores. Empiezo a caminar en ese sentido y la verdad es que no veo un tren tan largo como para que esté en el coche 007 de la segunda clase. Pregunto antes de seguir castigando a mi espalda. Me señalan el coche 002. No era 2nd class, era coche 002. Ok. Entonces, mi ticket tiene un 002, un 007 y un 013. Si el coche es el 002 y mi cama es la 013, sí, sí, es otra vez la cama NO apta para claustrofóbicos, qué carajo es el 007? Nunca lo sabré. Pero hoy me doy por vencida. Ganaron los chinos! Sí, sí, sí. GANARON! GANARON! Estoy exhausta! ES-TOY-A-GO-TA-DA!!!!!!!!!!! Quiero irme a Grecia! Quiero ir a la playa! Quiero mi casa! Quiero mi mamá!

El tren es parecido al último pero mejorcito. Menos sucio. Baños más amplios. Se desliza más veloz y dulcemente. Y tiene algunos turistas occidentales. Poquitos. Pero hay. No tiene estantes para el equipaje! ¿Qué carajo hago con mi mochila ahora? Ni sueñen que la suba a mi cama porque dejo mi columna vertebral en el intento. Me siento en uno de los asientos potenciales. Más bien, me ATORNILLO a uno de los asientos potenciales. Y mientras termino de coser la tira de la mochila, escucho que la pareja que está con un nene dentro de mi compartimiento habla español. ESPAÑOL! ESPAÑOOOOOOOOL!!!! ¿De dónde serán? Qué bueno porque necesito poner mi mochila grande debajo de su cama. Y va a ser MUCHO más fácil pedirlo en español que en inglés, que en chino. Una para mí! Siiiiiiiiii! GRACIAS!!!!!! GRACIAS!!!!! La pareja es de Bolivia. Y Seba es argentino.

Cuando viene una señorita con traje de tren para cambiarnos el ticket por una especie de tarjeta magnética (nunca jamás entenderé para qué! Sí, sí, otra vez ganaron los chinos!), veo que la señora que está con la pareja boliviana, que parece hablar chino, tiene un pasaporte ARGENTINO. Qué lindo ver un pasaporte igual al mío!!!! Más tarde me entero que esta señora no habla una sóla palabra de español. Sí. Ganaron. Nunca sabré porqué carajo tiene un pasaporte argentino.

No tengo ganas de sacar fotos. El paisaje no vale nada. No se parece en nada a los paisajes de la provincia de Yunnán. Sigo con el libro que me prestaron, ya me queda poco. Y mi música. M&M, Snicker y Mentos. El viaje se hace relativamente corto. Empezó a las 15.30 y a las 20.00 ya estoy subiendo a la cucha. Como todos. Este tren no tiene escaleras, apenas dos pedales, uno en cada cama, para impulsarse hacia arriba. Esta vez no ato mi mochila con ningún candado. La dejo suelta abajo de la cama. El aire acondicionado me está matando. Espero que no me resfríen otra vez.

Me abrazo a mi mochila de mano pero me cuesta dormirme. Es muy temprano. Y mientras contemplo el techo que me asfixia, pienso que la cagué. Que acá en China la cagué. No tendría que haber ido a Hong Kong, no tendría que estar yendo a Shanghai. ¿A qué voy a Shangahi? Ni siquiera me interesa la Expo. Tendría que haberme quedado en el oeste; Dali, Lijiang, Chengdú, Xian, Beijing. Lo único que me consuela es que voy a ver la Gran Muralla China. El resto no me interesa. Pienso que tengo que encontrar un hostal lindo en Beijing, un hostal cómodo. En algún momento me quedo dormida...

Me despierto escuchando a Seba. A las 10.00 estamos entrando en Shanghai y confirmo que no debería estar acá. Veo un conjunto de casas que bien podría estar en cualquier parte de Europa. Sí, Europa! Ya está. Pero me da bronca, mucha bronca. Ahora no sólo quiero volver a Laos sino al oeste chino. ¿Por qué no?

A las 10.30 bajamos del tren. Me despido de bolivianos, argentinos y portadores de pasaporte argentino. Bajo con mi pasaporte en la mano para no olvidarme de que alguien tiene que sellarme el ingreso a China. Llegamos a migraciones. No entiendo. ¿En China hay migraciones en todas las estaciones de trenes a las que llega un tren de Hong Kong?

En la cola de migraciones veo a un chico con una mochila de mano y un pasaporte francés. Este chico vive acá. Este chico me va a ayudar a encontrar mi hostal. Me pongo en la cola detrás de él y le pregunto - en inglés - de dónde sacó el formulario de migraciones. Lo trajo de Hong Kong. Le pregunto si vive en Shanghai. Efectivamente. Le muestro la dirección del hostal. Me dice que está lejos, que está lejos de todo, que ahí puedo tomar la línea 1 del metro, como él, y me deja su teléfono por cualquier cosa. Pasa migraciones. Paso migraciones. Le cuento que en Hong Kong estuve demorada. "Where are you from?", "Argentina", "That´s why... Sorry". Qué tipo pelotudo! Al final resulta que la línea 4 que me lleva al hostal también pasa por la estación de trenes y que mi hostal está a tres estaciones nada más. Por suerte, la línea 1 se lleva al francés! Es un metro, es fácil.

Salgo del metro. Llueve. Le muestro el nombre de la calle a la que quiero ir a dos chinos que están cerca. No, no hablan inglés y no parecen conocerla. ¿Será la de la esquina? Cuando para de llover camino hasta la esquina y no es mi calle. Pero por la que camino sí. O sea, que esos dos chinos que no conocían la calle estaban parados en ESA CALLE. Muy bueno! Entonces no es verdad que en Shanghai hablan inglés! Seguro que me va a costar menos encontrar a alguno pero todavía me quiero ir a Grecia!

Camino hacia el hostal. Cruzo unos edificios que me recuerdan a los conventillos de La Boca. Más grandes. Menos vistosos. Tengo pensado no hacer NADA hoy. Con un hostal con wi-fi libre y un restaurante estoy hecha.

El hostal no está mal, el wi-fi funciona bien pero me falta el restaurante. Hay varios en la esquina pero tienen menú en CHINO. En uno de ellos consigo que me muestren un menú en inglés. Entre otras cosas lista "pork´s intestine", "duck´s intestine", "blood"... BLOOD??!!, ¿de quién?!? Gracias, mejor tomo un heladito y después veo QUÉ CARAJO HAGO EN ESTE SUBURBIO DE MIERDA de Shanghai!!!!!!!!!!!

Cuando vuelvo al hostal decido entretenerme viendo qué hay en Shanghai. Así que leo una Lonely Planet. En italiano. Bueno, leo... Intento comprender la Lonely Planet italiana. Es lo único que hay. Pido un mapa de la ciudad en la recepción. No tienen más. ¿Cuándo tendrán? El lunes. Hoy es sábado. Mañana no salgo sin mapa. No lo hago más. Sin mapa no voy ni a la esquina. Pero cuando regreso a la sala común encuentro un mapa que tiene pinta de haber sido descartado. Y está bueno. Muy bueno. Genial! Tema resuelto. Ya tengo mapa de Shanghai.

Más tarde uno de los chinos del hostal me dice que esta noche hay comida china gratis. Qué suerte! No necesito restaurante hasta mañana. Me anoto. El cartel dice 19 a 22 hs. A las 19 hs llamo a mamá porque es su cumpleaños. No la encuentro. Hablo con papá hasta casi las 20 hs. "Bueno, te dejo, me voy a cenar antes de que no quede nada". Voy a la recepción y le pregunto si puedo sumarme a la comida china y me dice que no hay más. ¿Qué???!! 19 a 22!!! Son las 20.00!!! No me pueden hacer esto. Me muero de hambre! Los odio! Me dice que puedo ir a cenar a la calle, a los puestos de la calle. Ni en pedo! "Yes, but I don´t want". Quiero llorar! Los quiero matar! ¿Para qué carajo me dice que hay comida china libre y me anota si después no hay nada para mí? Salgo del hostal indignada. Voy al supermercado que crucé esta tarde. Compro un yogurt, maníes, almendras y mezclo todo en la habitación del hostal. Después me voy a dormir. Pasé más de 24 horas sin una comida. Qué odio que tengo!

Sí, Sí. Ganaron los chinos! Hoy definitivamente ME QUIERO IR A GRECIA...

Shanghai, 21 de agosto de 2010.