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17 ago 2010

Regreso a Kunming - China en chino - Quinta Parte

Hoy vuelvo a Kunming en tren. Esta vez, sola. Andrew sigue viaje en sentido oeste. Y para ser honesta, no me molesta en absoluto.

Me levanto a las 7 am para desayunar tranquila antes de dejar el hostal. Apenas abro los ojos se me viene a la mente el cartel del desayuno que cuelga en la recepción: West Breakfast 8.00 - 10.30... Bueno, leeré hasta que sean las 8.00. Abro el locker que está en la habitación y trato de guardar en mi mochila, lo más sigilosamente posible, las cosas que aún están afuera.

En mi habitación son todas chinas. Sólo una habla inglés; vive en Canadá y desde el primer día se portó muy amable conmigo. La que duerme debajo de mi cama odia que mi toalla cuelgue de la baranda de la cama. Cada vez que no la veo la dobla sobre sí misma para que deje de entorpecer su visual. Todas las tardes la veo en su cama recostada con un tipo de iPhone, parece jugar a algo. Siempre la misma imagen en la pantalla, al menos para mí. Reconozco a otra que está desde que llegué, 4 días atrás, porque nunca deja la habitación y porque vive dentro de su computadora, todas las noches me acuesto escuchándola tipear. Duerme en musculosa y short, modelo chino, enroscada a la frazada y se despereza sonoramente cada vez que cambia de posición a lo largo de toda la noche. Por último, una que llegó recientemente, al menos para mí, y desde que lo hizo no ahorró tiempo en embellecerse.

Anoche salí a cenar para despedirme de Dali. Cuando volvía al hostal se me acercaron y me susurraron "ganja, ganja, smoke?" por última vez. Nunca antes, en ningún lugar que haya visitado, me habían ofrecido marihuana mientras caminaba SOLA por la calle. En general, si estoy con un hombre nos ofrecen o le ofrecen pero SOLA, nunca jamás. Y esto no es lo más curioso del asunto. Lo más curioso es que las personas que te ofrecen marihuana en Dali al susurro de "ganja, ganja" son viajecitas envueltas en trajes tradicionales que bien podrían ser mi abuela y me están ofreciendo DROGA! Volví tarde, bueno, tarde... Medianoche. No, no fumé ganja. Con muchas ganas de escuchar música. Todas mis compañeras dormían, sólo quedaba encendida la luz del baño (sucio, sucio, bien sucio! Tanto que lamento no haber hecho la reserva por internet para poder completar la encuesta...). Parece que tenía tantas ganas de escuchar música que el volumen estaba un poco elevado para el horario. De repente, siento que me tocan los pies, abro los ojos y veo a dos chinas que me miran, sentadas en sus camas, reclinadas hacia mí, la coqueta y la canadiense que me susurra con cara de desolación "The music is too loud...". Todavía recuerdo el tono de voz. "Oh!, sorry!". Bajo la música, la apago y me duermo dentro de mi bolsa de dormir porque el colchón es tan duro que tuve que usar la frazada de colchón (la primera noche la pasé fatal!).

Cuando guardo la bolsa de dormir me doy cuenta de que mi mochila casi no cierra. No entiendo porqué, apenas compré una cuchara, unos palillos y un par de aros en Dali... Cada vez que la armo tiene una forma diferente, huecos diferentes, tamaño diferente... Siempre pienso que puedo hacerlo mejor, que en el próximo destino me voy a esmerar más al momento de armarla. Me llevo una bolsa con las cosas que llevaré en mi mochila de mano para armarla afuera y salgo del cuarto para no arruinar aún más la imagen de argentino que tienen mis compañeras de habitación. Armo la mochila y leo hasta las 8.00. Ordeno el West Breakfast: scramble eggs, fruits, bacon (que no comeré), butter toast and coffe. Media hora más tarde lo traen, lo devoro, dejo el bacon a un costado. Vuelvo a la habitación, abro el locker, me cargo la mochila, check-out y estoy caminando por las calles de Dali. Tengo que recorrer tres, cuatro cuadras hasta la parada del 8. Ayer fui a buscarla para evitar imprevistos de último momento. Estoy sola. El bus viene rápido. Varios chinos suben antes que yo... Sí, sí, yo estaba primera. No pasa nada. Son las 9.10 am. Mi tren sale a las 11.00. Veo algunos asientos vacíos, me siento en uno de los primeros sin sacarme la mochila pero las dos no entramos, así que me la saco y la dejo en el piso pero obstruye el camino, así que me siento y la subo al escalón para que quede entre mis piernas dejando el pasillo libre. El bus está cada vez más lleno. Suben chicos, gente mayor. Me parece que me miran. ¿Será porque soy diferente? O, ¿estoy en el asiento de discapacitados? Bueno, escríbanlo en inglés! :) Moverme con mi mochila es una locura, los chicos están bien, a la señora le dan el asiento... Aguanto hasta que veo una mujer con un bebé colgando de la espalda. Me siento mal. Pero con lo lleno que está el bus moverme con la mochila es impensable.. Además la chica que está enfrente es más chica que yo y no tiene ninguna... "ME OLVIDÉ LAS OJOTAS!!!", "qué pelotuda!, me olvidé las ojotas en el hostal!, las dejé abajo de la cama de la china que odia mi toalla! LA PUTA MADRE! Qué bronca!!!!!!!!!!!!" Miro el reloj, son las 9.30 am, todavía tengo tiempo de volver, mi tren sale en una hora y media... Pero estoy en la carretera en la que nos perdimos con Andrew y no hay nada. Tengo flyers de todo tipo en mi bolsillo para dar instrucciones, estación de tren escrito en chino, puedo probar. Miro por la ventana, veo algún taxi por ahí. Alguno de estos días escuché que ir en taxi a la terminal de tren cuesta 40 yuanes. ¿Y si le ofrezco 100 para que me lleve al hostal rápido y luego a la terminal? No me va a entender nada, me tengo que abrir paso con mi mochila entre toda esta gente para bajar... Si estuviera en cualquiera de los otros países que visité en Asia me bajaba pero es China... Además no puedo perder este tren, tengo otro en un día y me costó mucho conseguir ese pasaje. Bueno, ya está, mala suerte. Me imagino a mis havaianas marrones solitas, debajo de la cama. Los días que pasarán hasta que alguien haga algo con ellas! Me imagino que las cosas que quedan perdidas en un hostal quedan ahí por años, nadie las reclama, nadie las reconoce como perdidas, nadie las toca. De hecho en mi habitación había un peine y una vincha que estoy casi segura de que estaban en esa situación. Iban y venían sobre la mesa, nadie las tocaba más que para correrlas un poco a la derecha, un poco a la izquierda... Bueno, mis ojotas... Ya está. Son cosas, no pasa nada, no está mal despojarse de las cosas. Yo creo que es bueno poder despojarse de las cosas. Sí. El problema es cuando las cosas no son sólo cosas. Cuando son sentimientos, recuerdos, lugares, incluso gente. Ahí sí que es jodido despojarse de las cosas. Bueno, en fin, son COSAS, no las necesito, las cosas se pueden reemplazar facilmente. Bueno, no todas, claro... Algunas son más difíciles de reemplazar. Y son mis ojotas, mis havaianas marrones que compré en Buzios, una de los pocas cosas que tengo conmigo que realmente me gustan. Empiezo a mirar los pies de la gente que me rodea... No, definitivamente no voy a poder reemplazarlas facilmente, en China seguro que no... Bueno, puede ser divertido buscar ojotas en Kunming, tengo un día entero para hacerlo... Pero, ¿con qué me ducho esta noche?... Puedo ducharme mañana luego de adquirir unas ojotas provisorias... Qué bronca! Pero ya son las 9.45, ya está, ya es tarde. Qué boluda! Me hubiera bajado a las 9.30 y llegaba! Basta! Basta! Me compraré unas lindas "ojotas" chinas, total en el hostal de Kunming hablan inglés, y sino le pregunto dónde y le señalo las ojotas de alguno, todos los backpackers tienen ojotas. Me acuerdo de uno que vi en el hostal de Kunming. Tenía "ojotas" rosas, qué gracioso me pareció! Yo voy a terminar igual! GENIAL!!!!! Me imagino caminando por Shanghai y Beijing, donde sé que hace calor, en zapatillas... Me imagino yendo a la playa en Grecia con "ojotas" chinas. Puteo en voz alta, ¿por qué no me bajé a las 9.30? Me hubiera sobrado tiempo!!! Cada vez tengo más bronca y más ganas de volver. El bus se detiene. Llegamos a la terminal de trenes. Son las 10.00. Bueno, no llego. Tardamos 50 minutos en llegar y mi tren sale en una hora. Me bajo del bus resignada, triste, molesta, enojada, sí, enojada conmigo misma! No reconozco la estación por fuera, no encuentro la entrada, sigo a la gente. Me llevan a las ventanillas para comprar tickets pero yo ya tengo el mío así que miro a mi alrededor y veo un cartel: "Upstair to wait". Subo muy inquieta aún, hay muy poca gente. Cuando estoy por entrar, veo números de trenes en la pared, miro mi ticket, identifico mi tren: L9016 - 11.30. ¿11.30?, ¿está atrasado? ¿Todavía tengo tiempo? Me acerco al señor que está al lado del scanner, le muestro mi ticket para cerciorarme de que está atrasado y cuando lo hago veo que mi tren sale a las 11.30 am. MI TICKET DICE 11.30! No está atrasado, sale 30 minutos más tarde de lo que creía. Sin pensarlo me doy media vuelta y empiezo a bajar las escaleras. Pero, esperá. Si el bus tardó 50 minutos en venir, necesito casi 2 horas de bus para ir y volver... Pero si el bus tardó 50 minutos un taxi tiene que tardar 30-40 y tengo 1 hora y media. El peor escenario sería 80 minutos que es una hora y 20 minutos! Ya no hay vuelta atrás! O nos vamos las tres o nos quedamos las tres! Desesperada, busco un taxi con la vista. Nada. Alguno ocupado. Mientras tanto, un señor en un tuk-tuk me quiere llevar. NO LLEGO EN TUK-TUK SEÑOR!!!! No, no, no! Carajo, que venga un taxi ya!!!!! De repente veo uno ocupado que entra a la estación, salgo corriendo. Ni siquiera dejo que la chica pague y le muestro al chofer el flyer del hostal y mi ticket de tren, "go and come back!", le hago señas de ir y volver, "but hurry", sacudo la mano, le muestro el ticket con el horario y saco un billete de 100 yuanes "I´ll give you one hundred". Parece entender. La chica paga, por poco la bajo del taxi. Me subo atrás, con la mochila puesta, no entro! Salgo, me la saco y la tiro en el asiento. Le pregunto otra vez si sabe adónde quiero ir, parece que sí... Arranca, el recorrido no me parece familiar, ¿adónde me lleva? Si se equivoca estoy perdida! Bueno, aún tengo más de una hora, le diré que me lleve devuelta a la estación y mis havaianas marrones morirán en Dali. No entiendo adónde vamos, de hecho, me parece que la ciudad vieja está para el otro lado. Me asomo con cara de LOCA, porque estoy SEGURA de no puede ser de otra manera, y lo atormento otra vez, "Old town, old city", no me entiende, me dice algo en chino que debe ser "Señorita no le entiendo, no me torture más". Ok, ya estoy acá, veremos que pasa... No lo altero más al pobre hombre! Si pierdo el tren me tomaré otro, tiene que haber otro antes del domingo, quizás hasta hay más de uno por día, Dali-Kunming no es tan difícil de conseguir y sino tomaré un bus, hay buses, ¿un bus nocturno? Tiene que haber un asiento para mí esta noche, ¿por qué no?... De repente, estoy otra vez en la carretera en la que nos perdimos con Andrew, mi amigo maneja rápido como le pedí. Me arde la garganta. Porque estoy resfríada. Porque nunca dejé de fumar. Unos 20 minutos más tarde veo las Tres Pagodas a la distancia y me tranquilizo. Lo mismo me pasó unos días atrás cuando volvimos pedaleando luego de alejarnos unos 18 kms de Dali. No pagué la entrada a las pagodas, 126 yuanes, mucha plata... Pero mis havaianas marrones compradas en Buzios lo valen! Entramos en la ciudad vieja. Mi amigo no sabe donde está el hostal, se detiene a un costado de la calle y parece querer llamar por teléfono para averiguar. No, no, no hay tiempo!!!! Miro alrededor y veo un cartel que dice Bo Ai Road, la entrada del hostal está sobre esa calle, no sé si ya lo pasamos o si está adelante pero le hago señas para que siga. Le cuesta salir porque hay buses y autos en la calle pero finalmente sale. Trato de reconocer la zona, me cuesta hasta que veo una esquina familiar, sí, "there!, there!". Ve el hostal, se detiene. Son poco más de las 10.30. Genial, vamos bárbaro! Me pongo la mochila de mano, dejo la grande, bajo del taxi, entro al hostal donde tampoco me quieren mucho, tuve algún encontronazo con la chica de la recepción, la veo, "I forgot something in the room, can I get it?", me mira molesta, como siempre, y veo que la habitación está abierta, "It is open!", corro, impido que me cierren la puerta enla cara, entro en la habitación, manoteo mis ojotas, las miro bien para no llevarme otras, sí, son ellas, me estaban esperando. Salgo enseguida. Subo al taxi, pienso en decirle algo pero no!, ¿para qué? Mi amigo ya entendió todo. Volvemos a la estación. Saco mi "billetera" de Istanbul para sacar el billete de 100 yuanes y el ticket para ver qué coche me tocó esta vez y cuando la cierro queda abierta... ¿Se rompió el cierre? Sí, se rompió el cierre... Me sonrío. Tendré que buscar una nueva. No me importa, estoy segura que encontrar una similar en China será mucho más fácil que encontrar havaianas marrones compradas en Buzios...

Dali, 13 de agosto de 2010.

2 comentarios:

  1. Madre mía! Por suerte nadie se las había llevado y el taxista no se fue con tu mochila grande, jaja!
    De película, muy bueno ;)

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  2. qué buena historia!!! tiene suspenso y todo! porfa sacá una foto de tus hawaianas color marrón, todo ese esfuerzo debe valer la pena, no? hagámoslas famosas, jajaja :) meritt

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